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Raúl Vázquez
Raúl Vázquez es director de escena de ópera, zarzuela y otros formatos artísticos. Su capacidad para fusionar música, actuación y escenografía le ha llevado a estrenar producciones innovadoras en escenarios reconocidos nacional e internacionalmente.
Desde sus inicios en el mundo de las artes escénicas, ha logrado cautivar a público y crítica con su habilidad para transformar partituras y libretos en experiencias vivas y auténticas.


Narrativa visual,
emoción en escena
Raúl Vázquez consigue transmitir y emocionar a través del juego de espacios, el trabajo actoral y las atmósferas que crea en cada una de sus puestas en escena.
Su narrativa no solo acompaña la música, sino que la potencia, transformándola en imágenes llenas de verdad.

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"Tosca en el teatre
principal de Palma"
CríticaS
Hänsel und gretel
Teatro Campoamor (Oviedo, España)
«La dirección escénica de Raúl Vázquez trasladó este cuento a un universo a medio camino entre lo fantástico y lo tristemente cotidiano, desde la crudeza y espontaneidad, la pobreza y el maltrato infantil «casi sin dejar espacio a las emociones que despiertan en nosotros estas atrocidades» según palabras del propio regista. Contraste entre dos partes: actos primero y segundo unidos, más el tercero, lúgubre y luminosa (muy de la “Escuela Sagi”) que reflejan a la perfección su premisa de reflejar el sufrimiento infantil por la depresión socioeconómica inspirada en los años 50 de los EEUU, con ese cartel de carretera que reza Nothing like our happy way of life (Nada como nuestro feliz modo de vida) casi omnipresente, y del que saldrá la casa de los dulces, reflejo de las clases desfavorecidas donde fantasía e imaginación nos ayudan a esa redención de la infancia que sigue necesitándola en pleno siglo XXI. Un aplauso para este debut operístico que sigue apostando por la “escuela asturiana”».
Ópera World
«La propuesta escénica del bilbaíno vinculado a Oviedo, Raúl Vázquez, nos aleja en los dos primeros actos del mundo fantástico, alegre y colorido en que se suele contextualizar esta historia infantil. Vázquez ofrece una mirada propia de nuestra contemporaneidad sobre los cuentos tradicionales, y decide destacar el horror en que viven los niños –pasan hambre, los padres no los tratan bien- poniéndolo en primer plano e inundando la escena: el primer acto es un lugar lúgubre y oscuro, y la penuria se trasluce en el hogar y el vestuario del grupo familiar. En el segundo acto, y en una idea muy lúcida, un cartel muestra la imagen de una familia americana media de los años 50 frente a un televisor, un retrato confortable que contrasta con el frío –nieva en escena– y la pobreza de los niños y su entorno, y que representa el ideal al que querrían aspirar. El último acto deja paso a un escenario en que el color rosa brillante, ayudado por la fantástica luz de Eduardo Bravo, enmarca la casita de mazapán. En esta parte hay una correspondencia muy buena con el aire cómico que quiere subrayarse y funciona estupendamente al acompañar la brillante y burlesca música de Humperdinck, completada con una estupenda Stéphanie Müther en el rol de la bruja».
Scherzo
«La concepción escénica de Raúl Vázquez (…) posee una atractiva originalidad en la que se fusionan elementos tradicionales con nuevas sugerencias e interpretaciones. Si en el primer acto nos encontramos con una escena inspirada en lo que los italianos denominaron el «arte povera», materiales pobres, sencillez y cierta oscuridad que refleja la miseria y el hambre, en el segundo acto la escena se entrelaza con el sueño americano de los cincuenta. (…) El tercer acto es una dulce y luminosa fantasía para ambientar un final feliz. Lo del estilo de vida americano es ingenioso y funciona bien en aras del desarrollo teatral».
El Comercio






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